jueves, 5 de julio de 2007

Aire acondicionado

Es de sobra conocido el gusto de ciertas personas por poner el aire acondicionado a toda mecha llegando al punto de obligar a compañeros de trabajo a venir con una rebeca en pleno agosto. Cuestión de sensibilidades, supongo.

Existe una especie de guerra hombres/mujeres en la que no voy a entrar por evitar que me tachen de machista o pervertido, pero haberla haila. Cuestión de sensibilidades, supongo.

En mi caso la guerra es distinta. Mi área de trabajo tiene dos zonas controladas por sendas ruedecitas que dividen el ala por la mitad. Una de las mitades tiene "los controles" tras un armario poco accesible, o eso dicen (no entiendo porqué en invierno funciona el aire caliente entonces). Por el otro lado estoy yo junto a una ventana a pleno sol, a escasos centímetros del otro "mando".
Pues bien, las personas que se encuentran en medio han decidido que para alcanzar la temperatura ideal deben contrarrestar el frío de un extremo con calor en el otro, el mío. Encontrándome cada vez que me descuido con el regulador en unos relajantes 30º (prefiero cuando son benevolentes y simplemente lo desconectan).
Según me dijeron el otro día, lo decidieron por consenso, es lo que pasa cuando estás todo el día de viaje o en la calle. O a lo mejor es que soy la parte menos temida/respetada.
Esto se puede convertir en toda una guerra de guerrillas -aunque me falta maldad, para que negarlo-. Por si acaso ya estoy buscando algún ventilador por USB.

1 comentario:

  1. Esto me recuerda a que si yo me he comido dos pollos y tú ninguno, entre los dos nos hemos comido un pollo cada uno.

    Si es que ... la gente la gente...

    ResponderEliminar