domingo, 24 de septiembre de 2006

Rayos y centellas on a plane

Cuando era pequeño viajar en avión era algo que no estaba al alcance de todo el mundo, no tanto por limitaciones económicas como por una cuestión de confianza.
La gente lo pasaba mal, muy mal. Había muchas caras desencajadas muchos hombros en tensión y, lo que más me llamaba la atención, muchos aplausos al aterrizar.
Había menos medios de reclamación que ahora y sobretodo mucho miedo a volar, muchísimo. Por no hablar de escalas indeseadas de interminables horas en paises donde nunca funciona el escaner y siempre hay un policía dispuesto a meter la mano donde haga falta o no llegue el hocico de su perro.
Eran otros tiempos. tiempos en los que tu compañero de asiento se convertía en un amigo (o enemigo). Todos se comprendían, empatizaban.


Aparte de tener el mismo genio que ahora, de pequeño era hiperactivo; un niño hiperactivo que se mareaba en los aviones igual o más que cuando su madre le obligaba a ponerse un jersey de cuello alto.
Recuerdo una escena que hoy día trato de imaginar: Deni con menos de 10 años, con ese torrente de voz inversamente proporcional a su tamaño por la gracia de dIOS.
- ¿Mama, que nombre tiene este mar?
- Es un océano. es el Océano Atlántico.

- Si el avión se cae y choca contra el Océano Atlántico ¿nos morimos verdad?

- No ñete, no te preocupes, el avión no se va a chocar contra el océano.

- Pero si se cae chocamos y nos morimos ¿no?

- No. Si el avión cae al océano nos ponemos los salvavidas y vienen a rescatarnos.

- Pero mamá, si el avión cae desde esta altura y choca contra el oceano nos morimos, y si no nos morimos, los que no saben nadar se ahogan.

- No mi vida, nos ponemos el salvavidas, flotamos y nos rescatan.

...

-Mamá.

- Dime ñete.

- ¿En este océano hay tiburones? Porque si el avión choca contra él y nos ponemos los salvavidas, los tiburones nos van a comer antes de que vengan a rescatarnos.
Fíjate lo lejos que está España, no se ve ningún barco. Si caemos aquí mismo nos morimos antes de que llegué el barco, seguro
.

No recuerdo nada más de aquella escena porque un señor malhumorado que se sentaba detrás pidió en voz alta que alguien hiciera callar al niño de una maldita vez y mi madre me dio otro de los kit kit que nos tenían reservados para las escalas.

2 comentarios:

  1. ¿Y sigues siendo ahora igual de inoportuno? jejeje...


    Al final... caíste con Drexler.¿eh?

    ResponderEliminar
  2. Digamos que he puesto el tema porque lo había mencionado en posts/blogs anteriores.

    Bueno, sí, he caído.

    ResponderEliminar