viernes, 12 de diciembre de 2008

La vida exagerada del libro de la vida exagerada

Casi todos sabéis que mi libro favorito es "La Vida Exagerada de Martín Romaña" de Alfredo Bryce Echenique.
Me lo recomendó mi padre sin mucho énfasis, como quien no quiere la cosa, sabiendo que la insistencia haría el efecto contrario.
No es porque me hayan dicho que el personaje les recuerda a mí ni que escribo como Alfredo (ya quisiera Alfredo). Es mi libro favorito porque me sorprendió, porque me costó coger el ritmo y después parecía que cada linea fuera escrita tal y como pienso, porque envidio esa visión del mundo tan ácida y esa manera tan entrañable de hacer introspección constante.

Arrastro una costumbre de cuando todavía leía libros de papel (hoy por hoy podría decir simplemente "libros") y es que cuando lo recomiendo suelo prestarlo para que no me pongan excusas y empiecen cuanto antes.

De todos los "La vida Exagerada..." que tengo o he tenido siempre presto el mismo, al que evidentemente he cogido mucho cariño. Es un libro con historias, por ejemplo, cada vez que lo presto me viene devuelto con distinta encuadernación. Al principio me molestaba y ahora lo veo como algo obligado; Si lo devuelves con la misma después de 800 páginas es que no lo has leído o te has metido poco en el.
También solía usarlo de termómetro cuando empezaba una relación; Si no lo lees o no te gusta no vamos a llegar a ninguna parte.

Todo esto viene al caso porque hace más de 5 años que no lo recomendaba en serio, con la idea de buscarlo para prestarlo, y ahora que estaba a punto he recordado otra de las historias: Siempre que lo presto me lo vuelvo a leer para irlo comentando, y es que este libro da para mucho, y no exagero.

Desgraciadamente en los últimos años solo me llegan noticias de denuncias por plagio, pero eso no borrará las historias, ciertas o no, acerca de Bryce Echenique. De cómo un premio de literatura francesa consiste en un sillón voltaire a raíz de la petición de Bryce tras ganarlo; De cómo un escritor puede hacer 6 libros hablando de lo mismo y dejarte con buen sabor de boca. O de cómo llegaba a dar clase a la Sorbona y ponía un casette grabado porque "las clases siempre me salen mejor el día anterior cuando las estoy pensando". Por no mencionar que el resto de aulas se quedaran vacías cuando corría el rumor de que el profesor peruano había venido aquel día a dar clase.

Supongo que más de un visitante habitual tendrá más historias sobre el libro o sobre Bryce. Espero que las ponga porque acabo de recomendarlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario