Probablemente los nacidos hace más de 30 años tengamos dificultades con ciertos juegos por la cantidad de botones que hay que pulsar para realizar determinados movimientos. No es que físicamente tengamos algún impedimento con la coordinación que estos juegos requieren, es que no estamos acostumbrados a procesar tal cantidad de información asociada al efecto en la pantalla.
Es fácil encontrar compañeros de trabajo mayores en lapsus como querer tener los documentos archivados en el disco duro de la forma más parecida a un cajón real (no sé si me explico) o, tras un tiempo usando el pc, tratar de explicarte algo sobre un plano en la pared moviendo el ratón como si el puntero se fuera a desplazar también ahí.
De pequeños alucinábamos cuando la típica escena de coche o moto esquivando arboles u obstáculos se aceleraba. El juego no era más que un dibujo cutre del volante o manillar mientras cilindros pixelados iban creciendo frente a nosotros como efecto de acercamiento. ¿La velocidad? Bueno, el fantástico turbo consistía en: volumen más alto y cilindros -árboles- que crecen más deprisa.
Hoy día los gráficos pueden confundirse con fotos reales, los personajes se mueven cual seres humanos y la velocidad de un coche depende de la marcha que lleve puesta y/o la presión que ejerzamos sobre el acelerador (ya sea en pedal o en botones).
Pero lo que realmente me asombra de la evolución de los juegos de hoy día no son los gráficos, son cosas como estas:
domingo, 24 de febrero de 2008
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recuerdo los mareos en la primera vez que vi el mario 64!!
ResponderEliminarY pq no se me había ocurrido a mi antes?
ResponderEliminarahhh, es que nunca me gustaron los juegos de plataformas ;)