domingo, 17 de junio de 2007

boda

Vengo de boda. Vengo de Asturias. El novio no era de allí. No, la novia tampoco. Ni la familia. El más cercano de los invitados vive a 400 km, así que hemos pasado por Villafáfilas, valladolides y valdenosequés en busca infructuosa de un pueblecito que tiene una aldea homónima a 200km. El lugar como algún otro asturiano, pequeño, verde y lluvioso. Yo mismo, después de un tiempo allí, pequeño, verde y lluvioso. Llegamos a Gijón y no sabemos si comer o dar una vuelta por la playa. "Comamos, la playa seguirá allí por la tarde". Pero no. La playa se va con la marea alta, y los vigilantes se suben al paseo a charlar.
La boda bien, gracias. En las bodas jipis los novios jipis invitan a quien quieren, aunque lleven corbata. Las playas jipis son pequeñas pero tienen demasiadas piedras y demasiado frío. Cada uno de los invitados pronuncia de un modo diferente la palabra "bungalow" y seguro que yo mismo la escribiré cada vez de un modo distinto. Cuando beben los invitados ya no dicen "bungalow" sino "cama".
La novia no va de blanco sino de naranja y no soy yo. Y el preñao de la boda es el bollo. El único momento en el que llovió fue cuando la concejala dijo aquello de "marido y mujer", así que nadie volvió a llamarles así. Viva el novio, viva la novia. El viaje de novios, a Alaska. La música; beatles, bob dylan, the police, pero también la minogue y la banda sonora de dartacan. Y eso que el hermano del novio era de migala. El marido, quiero decir.
Conocí a un tipo con mi nombre y mucho talento para el cine, a un geólogo madrileño que trabaja en la la Punta del Boquerón, a una tía con un lunar que dice que me conoce y a mucha gente que baila a shakira.

1 comentario:

  1. Esto se llama "Crónica Naranja".. ni rosa ni amarilla... Naranja...

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