viernes, 27 de abril de 2007

Que bien me lo paso con l@s teleoperador@s

Hace un tiempo decidí cambiar de táctica.
A Soft le molestaba que me pusiera tan borde con los que llaman reiterativamente a cualquier hora tras un nº oculto para vender algo que no necesito.
Ahora les escucho, les dejo terminar, les hago preguntas, me intereso por las opciones, les emplazo a una nueva llamada para ver si me aclaro.
Ahora cuelgo el teléfono con las pulsaciones normales (normales para un gordito).

Reflexiono sobre el posible estado de las cuentas de determinado local de pizzajá o telepicha que pese a mi variadas e infructuosas quejas sobre el tiempo entre pedido y entrega y el hecho de que nunca se molesten en modificar la dirección que les corrijo una y otra vez, hace que me llamen para ofrecerme alguna promoción -bastante más cutre que la que ellos mismos han dejado en mi buzón-.

El problema es que estas cosas funcionan. Que ya no me ponga de los nervios con sus llamadas no quiere decir que no piense en pedir una hipermaxipizza familiar cargada de ingredientes extra caros e intangibles en cuanto cuelgo el teléfono.

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