domingo, 22 de octubre de 2006
Ropa de invierno vs. ropa de verano
Cuando llega la fresquita cojo la escalera y me pongo a bajarle cajas bolsas y maletas a Soft para que saque la ropa de invierno y meta la de verano antes de volver a subirla al altillo.
Voy mirando cada una de las cajas bolsas y maletas con cara de desaprobación mientras mascullo frases como: "no te has puesto estos zapatos en 4 años" "estos pantalones van de maleta a cajón sin probar la piel humana desde que los tienes" "habría que tirar todas estas bolsas de una maldita vez en vez de guardarlas en sitios distintos según la época del año".
Cuando vivía en casa de mis padres también me asombraba la cantidad de ropa diferenciada para según que época.
Me avisaban "vamos a bajar la ropa de verano ¿quieres una maleta?". Yo nunca he necesitado maletas. En verano llevo camisetas y en invierno también, solo que encima llevo más cosas, y esas cosas están en mi armario los 365 días del año.
A lo mejor es que tengo poca ropa.
Después de unos minutos de negociación Soft accede a donar parte de su altillo a gente (gente pequeña) que lo necesite más, y yo me resigno a aceptar que nunca más entraré en esos pantalones por muchos bolsillos que tengan o aquellos otros por muy caros que fueran y muy pocas veces que me los haya puesto.
Lo único que cambia de lugar en mi caso son los calcetines. En verano los uso muy finos y en invierno me encantan larguísimos, por encima de la rodilla y con un buen ajuste -odio que se caigan-.
Aquí lo dejo por hoy.
Creo que Soft ha terminado de hacer la criba y me toca subir maletas, y maletas, y maletas y cajas y bolsas y trajes de flamenca y bolsas con bolsos y bolsas con "neceseres" con potingues, y bolsas con ropa de gente que vete tú a saber porque no tienen interés en recuperarla y cómo diablos ha llegado aquí. A lo mejor es porque piensan que la tienen en los altillos de sus armarios y que cuando llegue el frío -o el calor- la encontrarán en alguna bolsa caja o maleta. Tal vez ahora mismo se están planteando hacernos una llamada para devolver ese jersey que le dejamos y que nunca recordamos llevarnos cuando quedamos para cenar.
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Una manera de resolver la disonancia cognitiva es tirar la ropa en la que ya jamás crees que podrás entrar. La otra alternativa sería esforzarse por adelgazar...
ResponderEliminarLa diferencia entre mi esfuerzo por adelgazar y mi indiferencia al respecto es única y exclusivamente la sensación de fracaso.
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