Una de las pocas cosas interesantes que le veo a la psicología es el nombre que se escoge para los síndromes.
Por lo general y al contrario que en los complejos y demás en los que se utiliza una referencia mítica o histórica, en los síndromes se usan denominaciones llanas y descriptivas, muy descriptivas, descriptivísimas. Tan descriptivas como "el síndrome de la ama de casa" "el síndrome de la portera" etc.
O sea que si una persona tiende a rascarse compulsiva y rápidamente la oreja con el pie no cabe duda de que tiene el "síndrome del picor que se rasca como pata de perro"
A lo largo de mi vida me vienen persiguiendo dos síndromes de lo más molestos (¿de los más molestos? ¿de lo más molesto?), que joden un montón vaya.
Por un lado está el síndrome del escaparate; que consiste en la reiterada imposibilidad de encontrar el producto que deseo adquirir y por el que llevo meses soñando a no ser que acepte comprar el que queda en el escaparate, de exposición y que ha sido banco de pruebas de todos los compradores anteriores, o lo que es peor, una devolución (vete tú a a saber porqué).
No importa que se trate de un zapato, un chicle o un coche. No tendré más remedio que escoger entre quedarme sin nada o aceptar el que acaba de sacarse de la boca el niño porque lo quería de fresa y no de menta (el chicle no el coche).
El otro síndrome -con el que consigo llevarme medianamente bien- es el de oposición.
No importa que esté en el Arca de Noe en pleno diluvio, si digo algo como "creo que esta lluvia va para largo" siempre habrá alguien encantado de responder "pues aquellas nubes de allí indican que va a escampar".
El primer síndrome me resulta curioso pues me encanta estar a la última en tecnología y no suelo coincidir con el gusto de las grandes masas (que me encante estar a la última no significa que lo consiga o que me lo pueda permitir).
Del segundo me resulta extraño que pierda efecto en la blogsfera. Será que tiene su origen en mi físico o está relacionado con un problema de actitud que desde aquí no se ve.
¿vosotros que decís? Tal vez os parezca un tema poco interesante pero es que estoy en pleno síndrome del post del domingo por la noche.
domingo, 29 de octubre de 2006
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Del síndrome de oposición no estoy de acuerdo, no me digas porqué, pero no lo estoy (¿contento ya?).
ResponderEliminarCon respecto al del escaparate, intentaré hacer una visita al corte inglés, aunque ahí apenas hay escaparates...