jueves, 2 de abril de 2009

Denegado

Las cosas son así. Deben dejar de serlo.

 
 

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via Blog personal de Coco* by coco on 4/1/09

Ya es fea esta palabra, pero cuando se trata de una palabra que te dice el Ministerio (de lo que sea, da igual) pues es más aún.

Hace mucho tiempo pagué a la OEPM por tener una marca. La OEPM es el organismo encargado de cederte, por clases y con sus respectivas clasificaciones, una marca, patente y demás que quieras registrar. 150 son los euros que te cobran por decir que quieres guardarte el nombre -ejemplo no real- "Mis vestidos preferidos" como marca denominativa a nivel nacional. Bueno, pues los pagas y ya está. Piensas: "Ese dinero bien vale los 10 años que vas a poder tener tu marca registrada".

Llegamos al primer punto conflictivo. Para elegir marca has de saber en qué categoría de producto o servicio enmarcarla… ¿qué vendes? Pues hay 45 y se llaman Clases de Niza. Eso sí, faltan muchas cosas, como siempre la burocracia va por detrás. ¿Qué pasa si quieres hacer exclusivamente tocados? Pues iría en la clase 25, donde se incluye la sombrerería… ¡Pero es que los tocados no son sombreros! Bueno, pues en la 24, que es "para todo lo demás".

¿Creéis que alguien te ayuda? Nadie. Y el resultado es que, una vez has pagado, rellenado los papeles, te los han sellado y te dedicas a esperar a que venga la respuesta de aceptación, te bombardean con cientos de cartas -no exagero- desde diferentes bufetes de abogados diciendo que es que tú vas por libre, no tienes a ninguna persona que te lleve el cotarro, que ellos te lo gestionan. Y esto es porque como se publica todo en el BOE, pues tienen acceso a tus datos, a lo que haces o a lo que dejas de hacer. Y lo mejor de todo: es legal.

DenegaciónSiguiente punto conflictivo: debido a una de estas cartas de los abogados que te hacen spam, me entero de que han presentado contra mí un suspenso de marca. Esto significa (has de aprender rápido) que a alguien más rico que tú no le ha gustado tu nombre y ha pedido que se te retire. En efecto, un mes más tarde me llega la comunicación oficial (no os lo perdáis, qué rapidez) de que la marca que pedí "Coco la Coquette" entra en suspenso, por Chanel. Dicen que no les ha gustado mi clase de Niza (excusa barata) y acompañan con un puñado de ejemplos de pobres desalmados, como la Warner, que han intentado poner la palabra Coco en alguna marca. ¡Aish, en qué estaría yo pensando!

Alego, es decir, presento como puedo mis excusas a su señoría, cambio la clase de Niza a la 38 (Telecomunicaciones), discrepo en la pronunciación de Coco (mi nombre es /koko/ el de ellos /kokó/) y el origen del palabro… ¡Ah, lo olvidaba! Previo pago de una cierta cantidad de dinero, claro. Tontos no son. :wink:

Resultado: Chanel tiene "Coco" registrado en todas las clases, da igual si lo pones suelto o con otras palabras, o en la clase 1 o la 37. Da igual. Son ricos. Son Chanel. Tienen un poder que yo no tengo y una legión de abogados que ceden sus horas de sueño (que, por otra parte, me parece bien).

Lágrimas de rabia. No por "ale, la niña pija no tiene su marquita", sino por "a los emprendedores o iniciadores de algo, que quieren registrar cualquier cosa y no tienen dinero, al pequeño empresario, al mínimo movimiento de creatividad… se le coarta la voluntad, se le queman las ganas y se le cortan las alas".

Desamparada, es la palabra. Desilusionada la sensación.


 
 

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