Last night a BB saved my life

En las películas las cajas fuertes son algo especial, las ruedecitas
con números representan el misterio, el esfuerzo, el objetivo con
untoque de romanticismo.
En casi todos los sitios por los que paso con frecuencia que tienen
una, la ruedecita está sujeta con cinta adesiva.
Normalmente se llega a esa decisión después de un par de situaciones
tragicómicas en las que no recuerdas la clave o no la metes
correctamente y los que se consideran más aptos que tú tampoco lo
consiguen. Lo sé por experiencia.

Acabo de saltarme una grandísima cola. Con el tiempo he aprendido a
hacer que mi trampa se convierta en oficial cuando el que abronca echa
a todos para atrás excepto a mí.
Me gustaría estar en una caja fuerte con clave desconocida. Es la
tercera vez que regañan al personal que me sigue mientras espero el
primero frente a la puerta. Todos me han visto llegar. Todos han visto
como hablaba con él señalando a mi cara primero y a la mochila
después.
Junto al hombre al que todos abrazan y sonrien, debo ser el más
observado en kilómetros a la redonda, solo que a mí no desean
abrazarme tan alegremente.

Este post es una excusa para aguantar el tiempo suficiente sin
levantar la vista.
A veces la blackberry me salva la vida.

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