domingo, 17 de septiembre de 2006

ctrl+z

Hace tiempo que me vi inmerso, o más bien ahogado en las nuevas tecnologías. En realidad las tecnologías son todas nuevas si las miras con cierta perspectiva, pero “nuevas” y “tecnologías” siempre van unidas como “pertinaz sequía” y “marco incomparable”. El primer paso fue llamar por teléfono a gente en lugar de a sitios. Luego trata de explicarle a tu padre que el correo electrónico no está en el ordenador sino en el ciberespacio cuando tu padre no ha visto Johnny Mnemonic. Al día siguiente te sorprendes buscando el “ESC” de un cajero automático. Pero el momento clave fue cuando me vi, balón en mano, ante un lanzamiento a canasta. En esas extrañas décimas de segundo en las que te planteas tirar o no, un pensamiento se cruzó: “si ves que es un mal tiro, “ctrl.+z”.
Mi adicción lo sigue siendo a pesar de no tener cámara digital, ipod (ni zen), internet ni ordenador. Mi adicción va más allá, ni siquiera necesita hardware. En la mudanza he pensado varias veces en zipear las maletas. Y en Ikea me arrepentí de no llevar conexión a internet encima porque no hay catálogos de Ikea. Si preguntas en la tienda física te mandan a la web.
Claves, contraseñas y lo más curioso, nombre de usuario. Puedo aceptar olvidar una contraseña, pero olvidar el nombre que te diste para ese servicio implica un grave problema de personalidad. ¿Quién soy realmente? Y es lógico olvidar contraseñas cuanto tienes 20 cuentas abiertas en distintos lugares y nunca entras desde el mismo ordenador. Cuando la gente habla de “su memoria” se refiere a la de su ordenador. Tengo 40 gb de memoria. Mi memoria (la mía, no la de mi ordenador), ha optado por lo fácil. Recordar lo imprescindible y olvidar lo que puede se llamado de otro modo. Los nombres de mi madre, mi padre, mi hermana, mi novia y mis compañeras de piso se borraron para dejar hueco a contraseñas, claves y nombres de usuario. A ellos siempre les puedo llamar mamá, papá o novia.

3 comentarios:

  1. Hemos llegado a tal extremo que ya no eres K, eres una talla, un numero.

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  2. delante del ordenador lo hacemos (casi) todo: trabajar, estudiar, escuchar música, hablar con los amigos, ver pelis, relajarnos, ligar...
    es lógico que condicione nuestra forma de pensar.

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  3. ... Y K. 10 minutos después me quita las ganas de crear ese blog...

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